En Ciudad Juárez, sólo cuatro de cada 10 jóvenes entre 15 y 19 años asisten a la escuela.

La proporción de alumnos por maestro en Ciudad Juárez aumentó los años recientes en comparación a los porcentajes que prevalecen en el resto del estado, incluida la capital.

Los datos condensados por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), indican que también el porcentaje de alumnos por escuela es superior en esta frontera.

Si bien los números no arrojan novedades, permiten un diagnóstico cada vez peor, en una ciudad que no ha dejado de sostener una tasa de crecimiento anual superior al 4.5 por ciento, superior a cualquier otra registrada en Chihuahua.

La desproporción no termina allí. Con cuatro de cada 10 habitantes del estado, Juárez es además la ciudad que acusa el mayor índice de deserción escolar y el menor porcentaje terminal en materia académica.

Los estándares que en esa materia registra el municipio, se ubican debajo de los estándares fijados por la Secretaría de Desarrollo Social, y fijan una tendencia que la despega cada vez más del resto de los municipios de Chihuahua.

Los síntomas del subdesarrollo académico ya comienzan a verse. En 20 años, revelan las estadísticas del INEGI, la población de 7 a 14 años que no sabe leer ni escribir aumentó de 2.8 a 3.2 por ciento, mientras que en el resto del estado se redujo de 4.8 a 4.6 por ciento.

La decadencia educativa, dicen algunos expertos, guarda una estrecha relación con el subdesarrollo global de la ciudad.

“Tenemos por ubicación geográfica distintos niveles de escolaridad que nos indican zonas de la ciudad con niveles de escolaridad verdaderamente bajos, y zonas de escolaridad con niveles altos”, dice Luis Felipe Siqueiros, director del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP).

Se trata de una geografía que señala con precisión la pobreza que se expande en el municipio.

“Está relativamente clara esa geografía de la pobreza en nuestra ciudad, porque en esas zonas coinciden todos los aspectos referentes al subdesarrollo, como la ausencia de pavimento, la ausencia de infraestructura con los niveles educativos y socioeconómicos”, precisa Siqueiros.

En el suroriente de la ciudad, la zona de más reciente crecimiento urbano, la falta de infraestructura académica es preocupante. Decenas de miles de niños se hacinan en las pocas primarias que hay en la zona, y la necesidad de planteles aumenta conforma se avanza en el grado académico.

La escuela Jesús García: Héroes de Nacosari, en la colonia Tierra Nueva, mantiene un plantel con 650 alumnos por turno. La proporción alumno-maestro sobrepasa la cantidad promedio que se registra en el municipio, que es de 32 estudiantes por cada docente.

Es un problema que recrudece. La secundaria Federal 11 soporta a mil 800 alumnos, divididos en 35 grupos y una cantidad menor de maestros, pero el problema mayor son las instalaciones.

El alumnado dispone apenas de 10 servicios sanitarios en total, no cuentan con biblioteca ni bardas que resguarden la seguridad de los menores, y eso degenera en vandalismo.

Comparativamente, el promedio de alumnos por maestro que se registra en la ciudad de Chihuahua es inferior: en primaria es de 23 alumnos por docente contra 32.2 por ciento en Juárez. La proporción de alumnos en nivel secundario es de 18 por maestro, contra 22.6 registrado en este municipio.

El caso de Tierra Nueva es emblemático, pues según el INEGI, la cantidad promedio de alumnos de primaria por escuela en Ciudad Juárez es de 369, y 461 en secundaria.

“Vivimos en una ciudad con una gran dinámica demográfica y económica, pero con una crónica pobreza en relación a la educación y la estructura académica”, dice el director del IMIP.

La sobresaturación de planteles es síntoma del atraso que se tiene. En educación preescolar, la capacidad de cobertura que tiene el municipio respecto al resto del estado es del 51 por ciento en preescolar y del 40 por ciento en primaria.

En secundaria y bachillerato, la desproporción no cambia sustancialmente: en el primero la cobertura es del 50.2 por ciento y del 62.4 en el segundo.
Como dijo Siqueiros, el atraso en los niveles de educación se relacionan estrechamente con la pobreza.

Los mayores porcentajes de analfabetismo, que van del 10 al 28.5 por ciento de los habitantes, se concentran en la periferia de la ciudad, justo en el perímetro que comienza en el extremo sur y se extiende hasta Anapra, Lomas de Poleo, Tierra Nueva y una parte del Valle de Juárez.

De acuerdo a las normas de la Sedesol, el municipio cuenta con un superávit de primarias, pero la desatención, dice un diagnóstico del IMIP, redunda en que 17 mil niños entre 6 y 14 años no saben leer ni escribir, y de todos los plantes únicamente la mitad tiene espacios para la cultura y el deporte, las dos terceras partes carecen de bibliotecas y sólo el siete por ciento cuenta con laboratorios.

La suma del total en instrucción básica describe mejor la realidad: cuatro de cada 10 jóvenes entre 15 y 19 años asisten a la escuela.

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