En las últimas semanas, el Congreso de la Unión vivió un momento trascendental. Aprobó dos de las reformas más importantes para el país, la electoral y la fi scal, y se dio el hecho histórico del rompimiento entre los partidos políticos y el poder fáctico de los medios de comunicación electrónicos, que lograron lo que nunca se propusieron: unir a los políticos, los mismos que llevaban meses tratando de negociar y ejerciendo presión, cuando no chantaje, unos sobre otros.
 
“Nunca más serán el dinero y los spots los que decidan sobre las campañas y los candidatos”, dictaminaron los senadores de los tres principales partidos políticos del país al concluir la sesión del 12 de septiembre, en la que se aprobó la reforma electoral.

El trabajo al interior de la Cámara alta fue muy intenso. El de la reforma electoral inició cuando se presentó la ley para la reforma del Estado y las negociaciones fueron ganando terreno en algunos foros de consulta, especialmente el de Veracruz.

Pero los partidos políticos iban de un tema a otro. Y mientras en el Senado se discutía la renovación esca-lonada de los actuales consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), que Acción Nacional trató de evitar, en San Lázaro había inquietud respecto a cómo quedaría el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), el impuesto a la filantropía, la distribución de los recursos a los estados… Pero sobre todo, el gravamen a la gasolina que, acusaban los panistas, no había sido propuesto por el Presidente de la República.

Al paso de los días, los coordinadores de cada uno de los grupos parlamentarios en el Senado: Santiago Creel (PAN), Manlio Fabio Beltrones (PRI) y Carlos Navarrete (PRD) fueron encontrando puntos de acuerdos hasta llegar a la decisión de remover escalonadamente a los integrantes del Consejo General del IFE.

 

En la Cámara baja el aumento a la gasolina y el diesel -petición hecha por los gobernadores del PRI- generó moles-tia al interior de la fracción parlamenta-ria del PAN, debido a las declaraciones de algunos de sus legisladores en el sentido de que el costo político de este impuesto lo iba a absorber el Partido: “Si ni siquiera teníamos los detalles, nos enteramos por el periódico”, admitieron algunos de ellos.

Chantaje priista

Aunado a lo anterior, entre los diputados blanquiazules hubo un reclamo más fuerte: por qué algunos admitían que el PRI negociara como si fuera la primera fuerza política del país.

El tricolor asumía una actitud de “diva” y condicionaba su voto a la reforma hacendaria a cambio de que el PAN le entrara de lleno a la electoral. Y en una acción de soberbia pidió a Acción

Nacional asumir como suya la iniciativa de aumentar el precio de la gasolina.

“El PRI pidió al PAN que hiciera algo para dejar claro que era nuestro partido y el Gobierno del presidente Felipe Calderón el que proponía eso, y que ni por asomo fueran a pensar que era el PRI”, revelaron fuentes internas.

En contraparte, en el Senado, cual tragedia en una familia disfuncional, las presiones de los concesionarios de la radio y la televisión y sus ve-ladas amenazas hacia los tres coordinadores para que echaran atrás la reforma electoral los empujó a trabajar unidos; claro, los cimientos estaban dispuestos.

Intentaron pararla

Y los mismos senadores invitaron a la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) a presentarse ante las Comisiones Unidas del Senado de la República para abordar el tema. Pero “su visita fue con el objeto de parar la reforma, de comprar un poco de tiempo para buscar más aliados e intentar frenarla y cancelar la posibilidad de cambio.

“El objetivo fue tan claro y tan evidente después de las distintas intervenciones, que entonces decidimos seguir adelante con la resolución que ya habíamos previamente adoptado”,comentaron varios senadores blanquiazules.

Mientras tanto, en la Cámara de Diputados el grupo parlamentario del PAN recibió la visita del líder nacional del Partido, Manuel Espino Barrientos, quien despejó la duda: el aumento a los combustibles era una iniciativa de los gobernadores del PRI, les aclaró.

Los legisladores panistas decidie-ron votar al interior de la bancada su posición sobre el nuevo gravamen. Los que se oponían al aumento perdieron por 10 o 15 votos; posteriormente, en una muestra de unidad, se adhirieron a la mayoría del grupo, que optó por aprobar el impuesto.

Y salieron las reformas

Salvados estos obstáculos, los pasados 12 y 13 de septiembre el Congreso de la Unión aprobó en sesiones plena-rias las reformas electoral y fiscal, res-pectivamente, no sin antes desmentir, desde la tribuna senatorial, las acusaciones de los medios de comunicación y mostrarle a la sociedad la capacidad del Poder Legislativo para trabajar por el avance democrático.

“Hay que decirlo con toda claridad, es el dinero, con todas sus letras, la fuente de la inconformidad de los concesionarios de la radio y la televisión”, afirmó en su discurso Santiago Creel.

El coordinador del grupo parlamentario blanquiazul en la Cámara alta señaló: “Esta reforma versa sobre los límites que debe tener el dinero en las campañas. El dinero es lo que ha distorsionado, es lo que ha pervertido la relación entre medios electrónicos, partidos y candidatos. Una relación, por cierto, en la que nadie o casi nadie puede arrojar la primera piedra. Hay que decirlo con claridad, y yo por delante, en la que los políticos, pero también los medios, somos corresponsables”.

Y precisó: “Con la reforma, el que vota manda y no manda el que paga. Las urnas y los votos, no las tesorerías, no las pagadurías ni tampoco los contratos van a decidir en este país, que es de todos, quiénes son los candidatos y quién va a gobernar a México”.

El perredista Carlos Navarrete aseguró: “Se trata de terminar de tajo con la carrera al despeñadero que todos los políticos llevamos varios años recorriendo, de la búsqueda incesante de dinero, a como dé lugar, incluso vendiendo el alma al Diablo, con tal de conseguir el dinero que se nos pide para aparecer en la televisión y en la radio”.

Referente a las amenazas que recibieron los coordinadores parlamentarios por parte de los medios electrónicos, Manlio Fabio Beltrones, del PRI, dijo: “A quienes quieren hacer valer simplemente su fuerza o poder acumulado, no se equivoquen, porque podrán doblar a más de un político, pero nunca quebrar al Estado”.

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