… jamás imaginaron que esa limpieza, provocaría que las cientos de prostitutas que habían tomado esa zona como área de trabajo, se trasladarían a otro lugar donde quedaron sin control.
 
A principios del año pasado iniciaron las demoliciones en el primer cuadro de la ciudad, cuyo fin era mejorar la imagen urbana en esa parte citadina, diría en aquel entonces Alejandro Cano Ricaud, presidente municipal de Chihuahua.

Doña Lupita, vendedora de ropa de segunda en la Plaza del Voceador, con una sencilla explicación pinta lo que realmente sucedió en ese lugar. “Es como si hubieran levantado una piedra y de abajo salieran muchas alimañas, animales, y todo tipo de bichos”.

Comenzaron a salir todo tipo de gente, prostitutas, drogadictos, vendedores de droga, maleantes, que habían convertido ese del primer cuadro de la ciudad en una zona de tolerancia, donde abundaban hoteles de paso, salones de baile, cantinas, y muy pocas viviendas.

La intención de las autoridades municipales era mejorar el entorno de donde se ubicaría el Museo Semilla, que está a punto de ser inaugurado, pero nunca imaginaron que esa limpieza, que de hecho todavía continúa, provocaría que las cientos de prostitutas que habían tomado esa zona como área de trabajo, se trasladarían a otro lugar donde quedaron si control.

Según reportes de la oficina de control sanitario del Ayuntamiento de Chihuahua y en base a un reporte e inventario de personas que se dedicaban a la prostitución en esa zona citadina y realizado en 1990, existían en el lugar alrededor de 250 personas, entre  mujeres y hombres que ofrecían sus servicios sexuales.

Después de iniciadas las demoliciones, el año pasado, se tiene un censo de únicamente 43 prostitutas mujeres que acuden periódicamente a realizarse las revisiones para que las dejen trabajar.

Pero la disminución no es porque ya hay menos prostitutas, dijo una de las empleadas del
Control Sanitario Municipal, sino porque ya no se tienen control sobre ellas.

“Carmen”, es una madura sexo-servidora que continúa trabajando en ese sector, que se ubica entre las calles 10ª, 12ª. Ocampo Trías y Doblado,  y quien comenta que muchas de sus compañeras tuvieron que emigrar porque el negocio se les terminó en ese sector, ya que quitaron  cantinas, hoteles y salones de baile. “Se fueron a buscar otros lugares donde trabajar porque aquí ya éramos muchas”.

Se fueron, pero ¿dónde están? Se le pregunta.

Contesta: Po´s dicen que unas se fueron para la salida a Aldama, donde les dan servicio a los traileros que pasan por el lugar, y otras tantas, se trasladaron a las curvas del perico en la salida a ciudad Juárez.

Otras más, que no les gusta exponerse a los peligros mejor deambulan por bares, cantinas, salones de baile y las más arriesgadas ofrecen sus servicios en plena calle.
El doctor Vicente Armendáriz, quien promoviera el Reglamento para el Control de las Enfermedades de Transmisión Sexual en el Municipio de Chihuahua, publicado durante la administración de José Reyes Baeza, como presidente municipal de la capital, expresó que la intención de ese reglamento era precisamente darle una base jurídica y médica, así como de protección a las personas que se dedican al comercio carnal, inclusive dicho reglamento fue consensuado con los diferentes sectores de la sociedad que vieron con buenos ojos la intención de reubicar la zona de tolerancia en un lugar apartado de la ciudad, y proteger a ese sector de la sociedad, que no porque se dedican a vender su cuerpo, no merecen respeto.

Recuerda que luego surgieron voces en contra de que la ciudad tuviera una zona de tolerancia,  como las hay en otras poblaciones del país, por considerar que atentaba contra los valores de la sociedad.

Inclusive en el mismo reglamento se sugería que la zona de tolerancia se ubicara en las inmediaciones de la Central Camionera, pero las voces de mucha gente consideraron que no era prudente porque en esa parte de la ciudad había estado Su Santidad Juan Pablo II.

Se indicaba en ese reglamento la necesidad de que las personas que se dedicaban al comercio carnal lo hicieran mediante una tarjeta de sanidad, que mostrara que estaba apta para trabajar.

De hecho así se trabajo durante muchos años, y hasta los mismos policías municipales les revisaban las tarjetas, y si no contaban con ella, o estaba vencida la fecha de su revisión médica, las retiraban del lugar, pero no había nada reglamentado.

Ahora, las mujeres de la vida galante se encuentran por todas partes y sin control, sin acudir a su revisión médica porque no hay quien las esté obligando a cumplir con ese requisito, y por tanto se están exponiendo y están exponiendo a sus clientes a enfermedades sexuales.

El. galeno reconoció que las personas., mujeres y hombres, que se dedican a prostitución no tienen control por parte de las autoridades, y así lo aceptó recientemente Fernando Rodríguez Moreno, secretario del Ayuntamiento de Chihuahua.

Vicente Armendáriz dio a conocer que las enfermedades de transmisión sexual se han incrementado en la ciudad de Chihuahua, y en tanto no se atienda este problema la situación pudiera crecer en los próximos años.

Comentó que la sociedad chihuahuenses deberá de hacer un lado sus estigmas y complejos, y participar activamente con sugerencias a las autoridades, antes de que sea tarde y enfermedades como el sida, proliferen entre los hombres y mujeres de Chihuahua.

Al respecto, el alcalde electo, Juan Blanco, reconoció que la falta de control sobre las sexo-servidoras es un problema de salud  que deberá ser atendido de inmediato, pero indicó que la solución deberá ser consensuada con el gremio que encuentra en la prostitución un oficio.

“Hay que acercarse al gremio, pero también a la sociedad ya que es una situación que también les afecta”,dijo el próximo edil chihuahuense.

Indicó que una zona de tolerancia es una posibilidad, pero que la respuesta finalmente será dada por la ciudadanía y en base a un consenso.

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