Todo va en consonancia con diagnósticos fatales del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), que contabilizó en esas colonias a por lo menos 6 mil 400 familias viviendo a un costado y arriba de cerros y barrancos en peligro constante de ceder.
Los teléfonos de la Central de Bomberos no han dejado de sonar las últimas 24 horas. Las lluvias continuas, que precipitaron aguas que normalmente se abaten en un mes, los pusieron en estado de alerta permanente.
“Hemos estado saliendo mucho, para atender peticiones de ayuda”, dijo ayer Jesús Ortiz, el oficial de guardia.
A las 17:00 horas del viernes, la ciudad se encaminaba hacia el caos. Los reportes de accidentes viales se multiplicaron al doble que un día normal. Pero sobre todo, la inminencia del peligro en las zonas de alto riesgo robaban la atención de los cuerpos de rescate.
“Se pronostican lluvias por lo menos hasta el sábado, y eso ya es mucho agua”, dijo Ortiz.
Los nervios de Ortiz y el resto de sus compañeros están más que justificados, siempre que llueve como estos días.
En la ciudad existen unas 27 mil familias viviendo en zonas de alto riesgo, sobre lechos de arroyo, bajo diques, cerros y barrancos que se vuelven frágiles cuando reblandecen.
Ayer tarde, el Paso a Desnivel, una especie de indicador urbano sobre la fuerza de las lluvias, se había cerrado y mantenía el estancamiento de las aguas por encima del metro y medio. Por la noche, los bomberos registraron casi su lleno total.
Eso enciende los focos rojos en las zonas donde se localizan los diques de contención.
La mayoría de ellas se ubican al poniente de la ciudad. Es la zona que principia al oeste de las vías del ferrocarril y que agrupa a las colonias más antiguas de la ciudad. Allá viven unas 600 mil personas, según cálculos de las autoridades.
Y diversos estudios han establecido que nueve de cada 10 habitantes están expuestas, en menor o mayor medida, a inundaciones, deslaves y derrumbes cada que llueve.
Un estudio elaborado hace un par de años por la investigadora del Colegio de la Frontera Norte, Lourdes Romo, estableció que los riesgos mayores a consecuencia de fenómenos naturales se concentran al poniente de la ciudad.
Otros investigadores, como Manuel Arroyo, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, ponen nombre a esas zonas concretas: las colonias Chihuahua, Durango, Zacatecas, Fronteriza Alta y Baja, Insurgentes, Felipe Ángeles y Popular.
Todo va en consonancia con diagnósticos fatales del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), que contabilizó en esas colonias a por lo menos 6 mil 400 familias viviendo a un costado y arriba de cerros y barrancos en peligro constante de ceder.
Pero cualquier intención surgida del gobierno para reubicarlos, ha fracasado desde hace 15 años.
La causa es simple: si bien los terrenos no se escriturarán nunca y los servicios básicos como el drenaje y agua potable difícilmente les llegarán en forma directa, el arraigo es suficiente para ceder al cambio.
Lourdes Romo lo explicó así, en una entrevista pasada:
“La gente no considera que vive en zonas peligrosas. Saben que se les ha venido el cerro, inundaciones, pero no consideran que están en peligro. Creen que a ellos no les va a ocurrir, pero el peligro es permanente”.
Diagnósticos del IMIP indican que en 20 años, entre 1960 y 1980, en la zona fueron construidos alrededor de 40 diques de contención. Y a través de los años, miles de familias construyeron sus viviendas bajo los desagües naturales de esos presones.
De todos ellos, dijo el oficial de guardia de la Central de Bomberos, 10 les llaman poderosamente la atención, siempre que llueve más de cinco horas continuas.
“Ahorita están casi vacíos”, dijo. “Pero uno nunca sabe”.