Luego de quitarle la plaza al PAN y regresársela al tricolor, la gestión del alcalde saliente de Ciudad Juárez, el priista Héctor Murguía, está a punto de rendirle el municipio nuevamente al partido albiazul por una larga lista de denuncias sobre irregularidades.
 
El PAN ha echado a andar un plan político para consolidarse en lugares del norte de la República. Ha podido consolidarse en Nuevo León por el fracaso del gobernador Natividad González Parás. Y ahora el PAN ha puesto la mira en el estado de Chihuahua. Las elecciones municipales en Ciudad Juárez podrían ser un indicio del agotamiento del ciclo priista.

El municipio de Ciudad Juárez, que hace frontera con El Paso, Texas, es uno de los más conflictivos del país, al igual que Tijuana y Nuevo Laredo. La presencia del narcotráfico es creciente en su nivel de consumo. El alcalde priista ha cambiado cuatro veces a su jefe de policía.

Sin embargo, el consumo de drogas en el municipio ha llegado a niveles alarmantes que se han metido ya como tema de campaña y como factor de tendencia electoral a favor del PAN. Medios locales han hecho indagaciones y cuentas: se calcula, dice una investigación de varios académicos, que hay en Ciudad Juárez alrededor de dos mil picaderos, lugares especiales donde se vende droga y ahí mismo se aplican las inyecciones. Cada picadero paga una cuota a las autoridades de cien dólares semanales, lo que da un saldo de casi un millón de dólares al mes. Ese dinero se paga a los policías para poder operar. Hasta la fecha no se ha cerrado ningún picadero. Hace poco el nuevo jefe de policía defendió a dos policías que estaban vestidos de civil pero con sus armas reglamentarias y cobraban en ese momento las cuotas a los picaderos.

Lo grave del asunto radica en el hecho de que los picaderos necesitan de suministro de droga y ahí es donde participan las grandes bandas de tráfico de estupefacientes. En este contexto, Ciudad Juárez ha comenzado a ser disputada por las distintas bandas del crimen del narcotráfico, a las que se agregan las mafias de la prostitución, el licor adulterado y el tráfico de personas hacia Estados Unidos.

De las elecciones locales en Chihuahua el 1 de julio, las de Ciudad Juárez son las más observadas. El alcalde saliente Héctor Murguía ha regresado a las viejas prácticas priistas para conseguir la victoria del PRI. Sin embargo, el PAN ha sabido aprovechar los escándalos políticos locales para evidenciar la ineficacia priista. La pérdida electoral de Ciudad Juárez podría ayudar a modificar el mapa electoral del estado de Chihuahua, donde el PAN perdió la gubernatura y el PRI se ha mantenido hasta ahora dos sexenios seguidos.

Los grandes negocios se han metido a la campaña electoral del municipio. Hubo una importación masiva de motocicletas para los policías municipales, pero sin aclarar las cuentas ni las ganancias. La obra pública es castigada con un sobreprecio de 10 por ciento. Contratos licitados han sido asignados con irregularidades a contratistas aliados al alcalde.

La alternancia priista en la alcaldía hace tres años se había logrado luego de 12 años -cuatro alcaldes- de dominio panista. Chihuahua -como Nuevo León- han sido muestras de alternancias casi sucesivas: en Chihuahua Manuel Bartlett Díaz avaló un fraude electoral para impedir la victoria de Francisco Barrio a la gubernatura, pero seis años después Barrio llegó al poder y lo perdió frente al PRI al terminar su sexenio. El PRI mantuvo la gubernatura otro sexenio, pero está perdiendo espacios municipales.

Ciudad Juárez es un ejemplo de la descomposición municipal: narcotráfico, inseguridad y corrupción han minado el tejido social en uno de los municipios más importantes y ricos del país. Su frontera con Estados Unidos lo ha hecho un espacio muy buscado por bandas de polleros y del narcotráfico.

Pero la dinámica local también obedece al deterioro de la calidad política. Casos de irregularidades ya se metieron a la campaña electoral. Un expediente ha sido publicado en medios locales: la forma en que se operó la urgencia del hotel Camino Real para inaugurar uno en Ciudad Juárez porque el municipio autorizó el uso de dinamita en una parte de la sierra y permitió la quiebra del equilibrio ambiental, además de que parte de la obra se hizo sobre terrenos municipales.

Un editor local acusó que la construcción del hotel benefició a algunos terrenos propiedad del alcalde, además de que empleados municipales han logrado que varios propietarios vendan sus predios a personeros del mismo alcalde. La construcción del hotel ha revelado reacomodos en las empresas constructoras locales en las cuales aparecen algunos políticos como socios. Paralelamente, el gobierno municipal ha contribuido a reventar a empresas constructoras ajenas a los negocios del poder. Asimismo, el municipio se ha negado a entregar reportes sobre construcciones, pavimentación y obra pública en general.

El municipio de Ciudad Juárez es uno de los dos más importantes en el panorama político y electoral del estado. El colapso del PRI por la revelación de irregularidades podría afectar la ventaja de votos del tricolor y acumular tensiones para la próxima elección de gobernador. El PRI necesita mantener la plaza estatal, pero los saldos del alcalde priista Héctor Murguía han beneficiado al PAN.

Por admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *