“No estoy de acuerdo con el término filtración; por lo menos entre nosotros, los periodistas, deberíamos desecharlo. En este argot, la filtración significa divulgar indebidamente información secreta o confidencial. Con la utilización de este verbo parecería que estamos esperando que por nuestra linda cara la información nos caiga para publicarla e incluso ganar la de ocho, y no es así, sostuvo ante La Nación Silvia Otero, reportera del El Universal.
 
Quien actualmente se desempeña en la cobertura de la Procuraduría General de la República (PGR), explicó que parte de la labor de los reporteros es invertir tiempo para lograr que los funcionarios y servidores públicos, los conozcan, reconozcan su credibilidad y les brinden apoyo para desarrollar su trabajo.

“La información que nos proporcionan autoridades consultadas, como les denominamos a nuestras fuentes en El Universal, nos permiten complementar la nota informativa y la investigación previa sobre un tema, que finalmente es de interés general”, añadió.

La periodista consideró, sin embargo, que entre diversas formas de proporcionar información definitivamente sí hay a las que ella misma aplica el calificativo de filtración, y ejemplificó: “No dudaría que en el caso de Yeidckol Polevnsky, sobre el asunto de su nombre, la investigación no haya sido sólo el resultado del trabajo del reportero y que éste publicó los documentos que previamente los contrincantes recabaron y le entregaron”.

Otro mecanismo de algunos reporteros es que “vuelan” su información y con lo poco que saben citan que “algunas fuentes afirmaron”. El resultado: “Una historia maravillosa que a los dos días es desmentida en un comunicado oficial”, destacó Otero.

Jesús Blancornelas, co-director del semanario Zeta, de Tijuana, explicó los motivos por los que se ha hecho costumbre que los reporteros utilicen el recurso de las filtraciones para su trabajo cotidiano:

“Normalmente, tal funcionario selecciona al periodista según el medio que representa para informar sobre algo que le conviene, y en muchos casos el reportero accede con tal de ganar información. También se da a insistencia del reportero, quien enterado de alguna noticia pretende confirmarla de esa forma”.

Cuestionado sobre qué tan importante es la filtración de información en este medio, Blancornelas respondió que ésta siempre ha existido, y que “es tan importante según quién la utilice. Un comentario fuera de libreta hecho por el Presidente de la República es importante.

Pero no se compara con el de ciertos políticos que en ocasiones sólo tienden al desprestigio de competidores o partidos opositores”.

– En un plano ético, ¿qué tan válido es recurrir a ese recurso?
– Es ético escuchar las filtraciones, siempre y cuando sean sometidas a verificación por otra fuente que las oficialice o las confirme, en algunos casos aceptando que su nombre figure o bajo condición de no revelar la fuente pero entregando pruebas opinó el co-Director de Zeta.

Ética del periodista y su medio
De acuerdo con Silvia Otero, diversos medios informativos, como es el caso de El Universal, Reforma y Milenio, cuentan con un manual de ética donde se fija una postura al respecto.

Por separado, la periodista coincidió con Blancornelas al señalar que es ético contar con una fuente informante en la medida en que se puedan corroborar los datos con otra.

Por lo que se refiere a información jurídica, la ley indica que hay confidencialidad y que los datos de una averiguación previa no pueden revelarse. Esto en el caso de la PGR. “Nuestro trabajo como reporteros es informar lo que hay sobre un asunto”.

Proteger las fuentes
Otero recordó que mucha información de diversas publicaciones ha llegado de fuentes no revelables, con consecuencias como la desestabilización de partidos políticos o de importancia para la agenda nacional.

Destacó que en México no sucede lo que en los Estados Unidos, donde hay una ley que castiga a los servidores públicos por difundir información confidencial y a los periodistas cuando se niegan a revelar su fuente ante las autoridades.

Una muestra es el caso de la reportera de The New York Times, Judith Miller, “encarcelada por un juez de Washington por haberse negado a revelar a un fiscal sus fuentes anónimas respecto a una filtración de información sobre el nombre de una agente de la CIA, Valerie Plame, cuyo esposo, el ex diplomático Robert Wilson, puso en duda la justificación de la administración Bush para invadir Irak”, reportó La Jornada el pasado 8 de julio, con información de la agencia AFP.

De acuerdo con información publicada en diversos medios en el mundo, el informante de la periodista fue un alto funcionario de la Casa Blanca: Karl Row, principal asesor presidencial.

En contraposición, hay que recordar el caso Watergate y el papel que en éste tuvo la protección de las fuentes de información, que ha sido clasificado como uno de los episodios ejemplares de la democracia en los Estados Unidos.

No hay que olvidar que en México está la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores Públicos, la cual deja claro que cualquier servidor público que tenga en sus manos documentos o averiguaciones previas que sean reveladas podrán ser sancionados.

La verdad es que en nuestro país las sanciones a los informantes no se llevan hasta sus últimas consecuencias, pero sí se les llega a correr de su trabajo, señaló Silvia Otero.

Protección a los periodistas
La reportera subrayó que hace un año el hoy ex procurador general de Justicia, Rafael Macedo de la Concha, emitió un acuerdo con el cual quedó regulada la actuación del Ministerio Público (MP) en relación al trabajo de los periodistas.

El documento indica que éstos no pueden ser obligados a revelar sus fuentes durante una diligencia ministerial, y que además cuentan con el derecho de estar asistidos por personal de Derechos Humanos.

Lo anterior significa, abundó Otero, “que el MP deberá indagar por su cuenta y tratar de allegarse los elementos ne-cesarios para poder ubicar la fuente de una información, por lo que sólo como último recurso y cuando sea absolutamente necesario se cita a comparecer a un reportero para preguntarle sobre la información que ha publicado.

“Mario Ignacio Álvarez Ledesma, sub procurador de Derechos Humanos de la PGR, tiene ese documento en el que se nos garantiza a los periodistas de esta fuente que no vamos a ser molestados en nuestro trabajo por publicar una información”, detalló la reportera de El Universal.

El tema del narcotráfico es un asunto de peso por el que debe protegerse el trabajo del informador y a sus fuentes. Basta ver los ataques a los periodistas dedicados a investigar el tema. En El Universal, por razones de seguridad, las notas relacionadas aparecen firmadas por la Redacción, apuntó.

Otero lleva más de 10 años como periodista, y desde que inició su trabajo profesional nunca ha tenido la necesidad de dejar de publicar alguna información. También reconoció que en el sexenio de Vicente Fox, como nunca antes, ha habido libertad de expresión.

Asimismo, denunció que desde el más reciente relevo en la PGR , el Procurador sólo ha dado una conferencia de prensa. “Hay una opacidad espantosa, la información se ha centralizado y a los funcionarios no les gusta ser cuestionados.

“Debido a eso, tenemos que diversificar nuestras fuentes y buscar la información en donde haya que hacerlo”, concluyó enfática.

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